Heredar una empresa de unidades dentales a los 23 años y conseguir sacarla adelante con la ayuda únicamente de los trabajadores parece una historia fantástica. Sin embargo, eso es justo lo que hizo Marco Vitali. Él dice que lo consiguió gracias al gran ejemplo de su padre, al que siempre tuvo muy presente. Y ahora vamos a demostrar que, a fin de cuentas, Marco tiene razón.
Un pionero en el sector del equipamiento odontológico
Lino Vitali inició su actividad en 1953, proporcionando asistencia técnica a la Clínica Odontológica de la Universidad de Bolonia. Tenía su taller de mantenimiento de equipos odontológicos en el centro de la ciudad. De aquella lejana época todavía se conserva en funcionamiento el primer torno, el que se usaba para fabricar algunos componentes mecánicos. Llegan los años sesenta y, con ellos, el boom económico italiano: Bolonia tiene una gran tradición de manufactura y Lino decide pasar del mantenimiento a la fabricación propia de equipos odontológicos. En 1963, crea el modelo SUPRA, una pieza de mano turbo con ruedas que se convirtió en uno de los primeros productos de VITALI.
Reconocimiento de la calidad
Conservamos una simpática carta de aquellos años, que una conocida clínica odontológica de Bolonia, cliente de VITALI, envío a Lino Vitali. El titular de la clínica le pedía que se ocuparan del mantenimiento de los sillones dentales de la clínica mientras estuviera cerrada por vacaciones y aprovechaba la ocasión para expresar su plena satisfacción por la excelente calidad de los productos VITALI que decía, literalmente, no «le habían dado nunca ni el más mínimo problema».
Nacimiento de las primeras unidades dentales VITALI
El famoso 68 fue un año histórico también para VITALI. En ese año, en su taller en via San Vitale, Lino construye su primera unidad dental. Se llamó UNICUM, porque combinaba un sillón dental oleodinámico con un grupo hídrico de columna. Era un equipo dental muy moderno, con unas soluciones técnicas de lo más originales. Al principio de los años setenta, Lino adquirió un inmueble en Castel Maggiore, a las afueras de Bolonia. Ahí empezó una segunda etapa histórica de la empresa, con la fabricación de lo que en el momento parecía ser la unidad dental perfecta: una unidad en la que el grupo hídrico estaba conectado directamente al sillón dental, de forma que los movimientos de subida y bajada iban unidos. En esos años empieza un jovencísimo Marco a pasar más tiempo en la empresa de su padre. Lo recuerda cordial, colaborativo, honesto y, sobre todo, un genio a la hora de idear soluciones cada vez mejores. La generación de Lino es la que volvió a poner en marcha Italia después de la devastación de la guerra. Ahora no se crea una empresa sin un business plan, pero en aquel entonces lo que importaba era estar dispuesto a trabajar duro y tener la mirada puesta en el futuro. Con ímpetu, pasión y valentía.
La gran herencia de Lino Vitali
Unos años después, Lino murió prematuramente. Era 1983 y la empresa llevaba 30 años funcionando. Con su ausencia, Lino deja un vacío inmenso. Sin embargo, Marco consiguió lo que parecía imposible. Continuando el camino que había marcado su padre, y en estrecha colaboración con clientes y empleados, se hizo con las riendas de la empresa y en pocos años consiguió ampliar la notoriedad y la distribución de las unidades dentales VITALI en Italia y en todo el mundo.Mi padre –reconoce hoy Marco– supo contagiarme la pasión por su trabajo que, junto con mi marcado interés por la mecánica, me empujó a continuar su actividad y a mejorarla y adaptarla con el paso del tiempo. Esta es la historia de Lino, un gran hombre, en lo profesional y en los personal, que todavía hoy, cuarenta años después, permanece en la memoria de muchos como el padre de las unidades dentales que duran toda la vida… Como a él también le gustaba decir.